Un padre valenciano que tenía
un campo de naranjas, envió a su hijo a estudiar ciencias económicas a la
prestigiosa universidad de Yale en EEUU de América.
Mientras su hijo estudiaba
economía, para pagar la carrera del hijo y poder sobrevivir el resto de la
familia, el padre empezó a vender sus naranjas en un puesto de carretera.
Como cada curso era más caro
y las necesidades de la familia también eran cada vez mayores, el padre fue
comprando la producción de otros campos de naranjas y poniendo más y más
puestos de venta de naranjas en la carretera y así logró pagar la carrera del
hijo, mantener bien a la familia y dar trabajo a varias familias del pueblo que
atendían los puestos de naranjas que el padre iba poniendo en la carretera.
Cuando el hijo vio todo
aquello, le preguntó ¿Padre, tienes un plan de negocio para rentabilizar todo
esto? Y el padre muy satisfecho le contestó pues claro hijo, durante el año
cultivo los naranjas de nuestro campo y compro la producción de los campos
vecinos, cuando están maduras las recojo, las pongo en cajas y sacos y cada día
las reparto por todos los puestos de la carretera y así todos los días de la
temporada y ahora que has venido tú he pensado hacer lo mismo con patatas y
así, en lugar de cubrir solo la temporada de naranjas podremos cubrir todo el
año. ¿Qué te perece? ¿A qué es genial?
El hijo no salía de su
asombro y le dijo, pero padre ¿No sabes que estamos inmersos en una tremenda
crisis? A lo que el padre le respondió hijo ¿Qué es una crisis? El hijo le
explicó en que consistía una crisis y le recomendó que hiciera un plan de
negocio y empezara a cerrar puesto de naranjas urgentemente.
Como el hijo había estudiado
tanto y en una universidad tan importante, el padre cogió MIEDO a eso que su
hijo llamaba CRISIS y le hizo caso.
En muy poco tiempo aquel
floreciente negocio de distribución de naranjas cerró todos los puestos, los
compradores se quedaron sin poder comprar y muchas familias del pueblo se
quedaron sin trabajo y el padre se murió de pena viendo que aquello que había
montado con tanta ilusión y que le había permitido pagar la carrera de su hijo,
dar trabajo a tantas familias del pueblo y él vivir holgadamente con su
familia, se había ido al garete por culpa de algo que él no conocía y GRACIAS a
que vino su hijo ECONOMISTA y le explicó lo que era una crisis se había salvado
de un seguro desastre económico.
Moraleja.
Tal vez, si los políticos y
los técnicos de la economía se centraran todos realmente en
sacarnos de la crisis en lugar de empeñarse unos y otros en explicarnos en que
consiste, (cosa que ya sabemos y sufrimos cada día) probablemente estaríamos
mucho mejor.
Con esto no quiero minimizar
la magnitud de esta crisis, pero solo hablando de ella no se solucionará. Ha
llegado el momento de ponerse manos a la obra para salir adelante y sobre todo,
sin esperar ayuda de nadie.
Cuanto antes entendamos y
asumamos todos que esto ha cambiado para siempre y ya nada nunca volverá a ser
igual, “antes volveremos a poner puestos de naranjas en la carretera”.
Los comerciantes tienen que
entender, que antes los clientes les compraban y de ahora en adelante tendrán
que vender y con mucho esfuerzo y profesionalidad. Y los compradores tenemos
que aceptar cuanto antes que hay que replantearse el poder adquisitivo, para
adaptarlo a la nueva realidad económica (la mal llamada crisis) que todavía
durará muchos años.
El comercio, si quiere
seguir, tiene que ajustar precios y hacer ofertas para adaptarse a la capacidad
compradora del consumidor y el consumidor tiene saber aprovechar las ofertas
más ventajosas para él y sacarle el máximo rendimiento a su poder adquisitivo.
Gracias
por llegar hasta el final, saludos cordiales y hasta el próximo post que
hablaremos de “Otra forma de comprar”.